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CUÉNTAME II: Mis compañeras de preu

Marzo de 2025

Hice el Curso Preuniversitario en 1968/1969 (con perdón). El último en el que se impartió este peculiar curso en España, que fue reemplazado por el COU (Curso de Orientación Universitaria) en 1970. Se decía entonces "si no piensas ir a la universidad no te sirve para nada". Así dicho, suena fatal y bastante disuasorio. Yo no tenía la certeza de querer, o poder, ir a la universidad, pero la formación siempre ayuda. El caso es que éramos dos docenas de estudiantes de ambos sexos quienes hacíamos el "preu", como coloquialmente lo denominábamos.

La edad normal para hacer ese curso eran los 16 años a su inicio y los 17 a su finalización. Yo lo inicié y lo finalicé a los 17 años (cumplo en agosto) porque el segundo año del Bachillerato Elemental me gustó tanto que lo repetí.

A mí, el preu me trajo dos cosas muy importante. Por un lado, la apertura de temas, profesores nuevos y el gusto por el estudio, que finalmente había prendido años atrás en mi corazón después de mi glorioso segundo curso de bachillerato elemental. Y por otro lado, la inapelable evidencia de que las alumnas con las que convivíamos en el aula por primera vez en nuestra vida escolar, eran muy competitivas. Un tercio de la clase eran chicas. En un instituto de una pequeña ciudad de provincias.

Esta estadística es absolutamente anecdótica, es decir, nada sistemática. No abundan las estadísticas oficiales de matriculación para esos años con detalle de estudios, edad y género, pero según el Libro Blanco de la Educación en España de 1969 (vid infra), en 1966 había 58.286 alumnas y 100.909 alumnos de 16 y 17 años matriculados en estudios de bachillerato general y técnico, magisterio y formación profesional, lo que representaba un 13,7% de la población de 16 y 17 años en aquel año y arrojaba una ratio de 1,7 alumnos por cada alumna.

En ese mismo año de 1966, por cierto, siempre según la fuente citada, la matrícula universitaria (cualquier curso, edades de 17 a 24 años) era de 27.647 alumnas y 81.223 alumnos, aproximadamente un 2,6% de la población de esa misma edad y una ratio de 3 alumnos por alumna.

Mencionaba antes el "Libro Blanco de la Educación en España", publicado a principios de 1969. Así es como se le conoció en la época por los especialistas en ciencias de la educación. Su título oficial era el de "La Educación en España. Bases para una política educativa" y fue elaborado y editado por la Secretaría General Técnica del Ministerio de Educación y Ciencia del tardofranquismo, en pleno desarrollismo económico y con las relaciones internacionales ya normalizadas. Su impulso provino de la necesidad de una revisión crítica del estado de la educación en el país pasados tres lustros de la Ley de 1953 y como estudio preparativo para la reforma de 1970. Y también como requisito para la obtención de un importante préstamo del Banco Mundial que debía ayudar a la financiación de dicha reforma, crédito que se suspendió en 1973, limitando los recursos para aquella.

El Libro Blanco tiene 244 páginas de las que las primeras 200 están dedicadas a un análisis crítico y certero de la situación educativa nacional. En esta primera parte, los numerosos cuadros y cifras que se ofrecen reflejan la posición sensiblemente retrasada de la mujer en materia educativa y, no sin reflejarse también una clara relación con esto, en materia laboral. De estas primeras 200 páginas, 5 están dedicadas a mostrar y analizar estos aspectos de género de manera específica, aunque los abundantes cuadros estadísticos del resto de la primera parte son muy elocuentes al respecto de la cuestión. Diríase que los autores del informe, imbuidos, como se verá, del espíritu de la época, no deseaban sin embargo ocultar la cruda realidad de los datos.

La segunda parte del Libro Blanco, dedicada a las bases para una nueva política educativa, contiene otras 44 páginas en las que se elabora programáticamente, y también a modo de hoja de ruta, sobre 22 bases para la reforma que vendría en 1970 (la de la EGB y el BUP). La Base XII, de una sola página, se titula (¡ay, madre!) EDUCACIÓN DE LA MUJER y contiene párrafos como este: La política de educación de la mujer se basará en los principios siguientes (siguen dos de tres principios, que omito): La convicción de que el trabajo de la mujer en el hogar, facilitado por el progreso tecnológico de los métodos de trabajo, permite incorporarse, cada vez en mayor medida, a un puesto de conformidad con su psicología y sus aficiones.

El libro Blanco en el aspecto doctrinario no tiene desperdicio, pero hay que decir, en honor a la verdad, que los técnicos que participaron en el grueso de su contenido hicieron un trabajo excelente sin escamotear una descripción crítica de las carencias del sistema hace más de 5 décadas, no se olvide. Quitando las lindezas del régimen, nada impediría distinguir ese documento de uno equivalente preparado ante un proceso de reforma en los países democráticos de nuestro entorno en aquella época. Ese libro blanco, en verdad, lo debieron escribir dos equipos de diferentes, los técnicos, que hicieron su parte y los vigilantes de las esencias del ya renqueante régimen franquista, que hicieron la suya.

Hoy, las cifras de matriculación de alumnas y alumnos en el bachillerato y la universidad en España se han agrandado hasta niveles equiparables a las de los países más avanzados en la materia. .

La verdad es que después del de 1969, de largo el más nombrado, sólo se ha escrito otro "Libro Blanco para la Reforma del Sistema Educativo" en 1989, preparatorio de la LOGSE de 1990, aunque se han sucedido 8 leyes de reforma educativa general (sin contar 5 para la universidad) sin que pueda decirse que la educación ha mejorado, al menos en mi opinión. Mis bachilleratos fueron muy buenos y eso no se me quita de la cabeza. Ya les he dicho que el 2º curso me gustó tanto que lo repetí, pero el "preu" no estuvo nada mal tampoco.

José Antonio Herce es socio de LoRIS