Los retos de la inversión pública en sostenibilidad
Mayo de 2024En un número monográfico dedicado a la sostenibilidad es obligado analizar la perspectiva pública del problema, donde la totalidad de los gobiernos del mundo están llamados a realizar profundas transformaciones económicas y sociales. Nos encontramos ante un reto sin paragón, que puede transformar nuestro planeta de un modo más profundo que la primera Revolución Industrial. Las administraciones públicas, junto a sus gobiernos, tienen a escala global dos grandes retos en este contexto. Por un lado, ser capaces de reunir las ingentes cantidades de inversión necesarias para la adaptación y mitigación de los efectos producidos por el cambio climático que son, a todas luces, imposibles de alcanzar solamente con inversión privada. Las cifras manejadas por el World Economic Forum, más conocido como el Foro de Davos, apunta a que la transición hacia un futuro más sostenible y neutro en carbono requerirá 13,5 billones de dólares en inversiones de aquà a 2050 , sobre todo en los sectores de la producción, la energÃa y el transporte. No estamos hablando, por tanto, ni de una cuestión de incentivos con los que estimular a las empresas a generar y transformar sus modelos de negocio a otros más neutros con el medio ambiente, ni tampoco de una baterÃa de impuestos pigouvianos, que además del lÃcito objetivo recaudatorio busquen cambios de comportamiento hacia actitudes y decisiones de consumo menos contaminantes. Es ineludible que la inversión pública a escala global vire y comience, de manera decidida, a enfrentar el cambio climático.
Además del gigantesco reto anterior, los gobiernos se enfrentarán de manera simultánea a la necesidad de reducir el impacto que la transformación de los sistemas productivos y los hábitos de consumo puedan tener sobre algunos sectores económicos y los propios ciudadanos. Serán inevitables los planes de adaptación y reconversión de muchos trabajadores que verán afectado su modelo de negocio y/o su puesto de trabajo.
Y no podemos olvidar que estos dos retos, ya de por sà muy exigentes, será necesario resolverlos en un entorno de elevado endeudamiento público en la mayorÃa de los paÃses desarrollados tras las dos crisis acaecidas en este siglo y de desglobalización, donde los acuerdos conjuntos serán cada vez más complicados de alcanzar debido a la fragmentación por bloques a la que estamos asistiendo. Será precisa mucha habilidad institucional y voluntad de acuerdo en el seno del G8, la OCDE y la propia Naciones Unidas para enfrentarnos y vencer este problema global en el que, mal que nos pese, estamos todos inmersos.