IA, energÃa y computación
Abril de 2023La singularidad es un concepto hipotético que se refiere al momento en que la inteligencia artificial supere a la inteligencia del ser humano en cuanto a capacidades. Desde que Vernor Vinge acuñara el término en los años noventa, ha habido un vivo debate entre defensores y detractores de esta idea. Los principales argumentos tecnológicos de los crÃticos a la singularidad son, principalmente, tres: en primer lugar, que la capacidad de procesamiento no crezca a un ritmo adecuado para satisfacer las necesidades computacionales que demanden los algoritmos de inteligencia artificial más avanzados; en segundo lugar, que aun habiendo recursos computacionales, la demanda de energÃa para satisfacerlos sea superior a la energÃa disponible; por último, que los propios algoritmos de aprendizaje no tengan capacidad suficiente para generalizar en cualquier tarea o dominio.
En los últimos pocos meses hemos asistido a un aluvión de noticias relacionadas con avances tecnológicos en el ámbito de la inteligencia artificial general, especialmente en los dominios del procesamiento de imágenes y del lenguaje, con la llegada de novedosas técnicas que han producido un enorme salto en cuanto a la calidad del resultado generado. Cada pocas semanas, a veces cada pocos dÃas, recibimos nuevas versiones de estos modelos que mejoran de forma sustancial al modelo anterior, y vemos que cada vez son más importantes las alianzas que permiten que estos modelos dispongan de capacidad de cómputo suficiente para entrenarse y seguir mejorando.
Como ya comentamos, el desarrollo de computadores cuánticos (cuya viabilidad aún está pendiente de demostrarse) supondrÃa una ganancia de capacidad de procesamiento de varios órdenes de magnitud en muchas disciplinas, entre las que se encuentra la inteligencia artificial. Esta tecnologÃa permitirÃa reducir de años a horas muchos de los cálculos involucrados en el entrenamiento de modelos de inteligencia artificial, aunque, a su vez, requerirÃan de un gran consumo de energÃa para poder funcionar en su temperatura requerida, cercana al cero absoluto.
Superados los escollos de disponer de modelos suficientemente avanzados y crecimiento exponencial de la capacidad de cómputo, seguirÃamos encontrándonos con el problema de falta de recursos energéticos suficientes para alimentar esta hipotética nueva tecnologÃa. En este ámbito, también estamos asistiendo a asombrosos avances, concretamente en la generación de energÃa por fusión nuclear. Esta fuente de generación energética promete energÃa casi ilimitada a una fracción del coste anual.
Además de los argumentos anteriores, que se resumen en la falacia del progreso exponencial, los detractores de la singularidad esgrimen otros, como la propia complejidad de la inteligencia humana, la imposibilidad de replicar consciencia y autoconciencia, los propios lÃmites regulatorios o restricciones que pueda imponer la sociedad y algunos otros de carácter filosófico. Sea como fuere, no cabe duda de que la inteligencia artificial se encuentra en un momento de fuerte crecimiento y que, de llegar a buen puerto, el desarrollo de la computación cuántica y abaratamiento energético serÃan ingredientes que catalizarÃan y desarrollarÃan de forma aún más vertiginosa la capacidad de que las máquinas repliquen capacidades que hoy son exclusivas del ser humano.