Una nueva oportunidad
Noviembre de 2022Desde el ingreso de Espa帽a en 1986 en la entonces Comunidad Econ贸mica Europea, creada en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, Europa ha sido para nuestro pa铆s una red de seguridad, una asociaci贸n de ayuda mutua, una uni贸n solidaria y, c贸mo no, una relaci贸n tambi茅n sujeta a compromisos, ex谩menes y retos.
En 1993 con el Tratado de Maastricht el proceso de integraci贸n avanz贸 para conformar la Uni贸n Europea, comunidad no solo de car谩cter econ贸mico sino tambi茅n pol铆tico, lo que implic贸 dotarse de instituciones y reglas para una gobernanza en com煤n, delegando gradualmente espacios de soberan铆a a dicho ente supranacional. Uno de los ejemplos de dicha delegaci贸n fue la adopci贸n de una moneda com煤n en 2002.
Durante los veinte a帽os que distan de ese momento hist贸rico, no han sido pocos los vaivenes, cambios de velocidad, discrepancias e incluso cuestionamientos sobre el futuro de la Uni贸n Europea. Nunca ha llegado a cuestionarse su raz贸n de ser, pero s铆 su alcance, intensidad y permanencia de dicha Uni贸n. Las decisiones adoptadas por las instituciones europeas tras la Gran Recesi贸n fueron m谩s dolorosas para unos Estados miembros que para otros. La decisi贸n de Reino Unido de abandonar la Uni贸n Europea fue muy dolorosa -y sorprendente- para el conjunto, demostrando que los riesgos de desapego son reales.
Ha sido la crisis de la Covid-19 la que ha reconfirmado, porque ha sido muy visible y comprensible para todos, el extraordinario sentido que tiene ser parte de la Uni贸n Europea. El lema "la uni贸n hace la fuerza" ha sido ejemplificado durante toda la pandemia.
Hoy nos encontramos inmersos en el aprovechamiento del Next Generation EU, estructurado en el Mecanismo para la Recuperaci贸n y la Resiliencia y el REACT EU, dotados conjuntamente con 750.000 millones de euros para apoyar la inversi贸n y las reformas en los Estados Miembros para lograr una recuperaci贸n sostenible y resiliente.
La ayuda, de dimensiones hist贸ricas, solo financia gastos no recurrentes que supongan un cambio estructural y que tengan un impacto duradero sobre la resiliencia econ贸mica y social, la sostenibilidad, la competitividad a largo plazo y el empleo. La ayuda tambi茅n implica que la colaboraci贸n p煤blico-privada sea el eje articulador de nuestra particular hoja de ruta, la que establece el Plan de Recuperaci贸n, Transformaci贸n y Resiliencia.
Esta es una nueva oportunidad de modernizaci贸n de nuestra econom铆a que debemos aprovechar sin dilaci贸n. Los art铆culos que hemos preparado en esta edici贸n de la revista procuran contribuir a este prop贸sito.