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La moda de las criptodivisas entre los jóvenes

Diciembre de 2021
2021 ha vuelto a ser el año de las criptodivisas, como lleva ocurriendo desde 2017. Sin embargo, ya trasciende a Bitcoin (la primera criptodivisa conocida en el mundo) con un mercado que no deja de crecer.

Según datos de coinmarketcap.com, el número de criptoactivos en el mercado ha superado ya las 9.000 unidades, con una capitalización que llegó a rozar los tres billones de dólares en su punto más álgido este año. Más de la mitad de ese volumen de mercado es de las denominadas altcoins, criptodivisas alternativas a bitcoin.

Capitalización del mercado de criptodivisas y bitcoin
(billones, USD)
Fuente: Afi, coinmarketcap.com

El interés sobre este mercado por parte de gestoras y bancos es creciente. Su crecimiento no deja a nadie indiferente. No obstante, la popularidad de las criptodivisas está siendo especialmente relevante entre inversores minoristas, mayoritariamente jóvenes que prefieren invertir en este mercado frente a fuentes tradicionales de inversión. Principalmente los grupos de edad conocidos como millenials y generación Z son los que están impulsando en mayor medida la inversión en criptodivisas. , pero bajo la promesa de grandes ganancias. También, especialmente en EEUU, se empieza a generalizar la inversión en estos activos entre menores de edad, respaldados por sus padres. Según una encuesta internacional llevada a cabo por Visa, en países como Alemania o Reino Unido, en torno al 17% de los encuestados son considerados "propietarios activos" de criptodivisas (las han adquirido y operan con ellas) mientras que en torno al 45% de los encuestados no muestran interés en estos activos. Sin embargo, en países emergentes como Brasil o Sudáfrica, el porcentaje de propietarios activos asciende al 22% y 28% respectivamente, mientras que los encuestados que no muestran interés sólo representan el 29% y 23% respectivamente.

En general, los inversores en criptodivisas son autodidactas, con fuerte interés por las finanzas. Aunque esto pueda parecer alentador para la industria financiera, los motivos que llevan a estos pequeños inversores a entrar en el mercado de los criptoactivos en vez de comprar, por ejemplo, acciones cotizadas, suscita algunos elementos de preocupación.

Uno de las principales ventajas de los mercados de criptoactivos es la facilidad de acceso, que permite prácticamente a cualquiera invertir en fases tempranas (con mayor potencial, aunque también con más riesgos) frente a las dificultades de acceso que plantean, por ejemplo, las salidas a bolsa. Por supuesto, la ausencia de regulación es un aspecto de preocupación en este sentido. No se dispone de una información estándar y completa a la hora de acceder a estos activos, lo que ha llevado a más de un caso de fraude con la consecuente pérdida de fondos por parte de los inversores.

Entre los motivos para invertir destacan, principalmente, dos factores contrapuestos. Por un lado, los jóvenes mencionan la apuesta por la tecnología blockchain que da soporte a estos activos como base de su inversión. Desde un punto de vista técnico, este primer argumento encuentra un amplio respaldo por parte de la industria financiera. No obstante, el segundo argumento resulta menos defendible desde el enfoque técnico de la inversión: los inversores no buscan un activo con fundamentales estables o una cuenta de resultados atractiva, sino un activo que tenga una buena historia detrás.

En este sentido, resulta de especial relevancia lo que se conoce como criptoactivos meme, aquellos que no tienen ningún tipo de objetivo a alcanzar y que nacieron en su momento como simple broma o muestra de que prácticamente cualquier cosa podría ser una criptodivisa. Es el caso, por ejemplo, de Dogecoin, una de las criptodivisas que más fama ha ganado durante el último año y se sitúa en el top 10. Sus creadores nunca pretendieron que fuera un criptoactivo que pudiera ser tomado en serio, simplemente asignaron a una criptodivisa el meme de Doge, que consiste en la imagen de un perro shiba inu (raza originaria de Japón). El valor diferencial de este tipo de activos, en última instancia, es poder contar la historia más creativa en tu círculo de amistades y compañeros de inversión.

Estos perfiles de inversores también han estado ligados a uno de los movimientos de inversores minoristas más mediáticos del 2021: nos referimos a lo sucedido con empresas cotizadas como Gamestop o AMC. A principios de este año, las acciones de estas empresas estaban entre las principales posiciones cortas de grandes hedge funds. Es decir, los análisis apuntaban a que el precio de mercado de estas acciones era superior a su valor, ofreciendo ganancias a los que apostaban por una tendencia bajista. Es en ese momento cuando, un movimiento coordinado mediante Redes Sociales comenzó a impulsar la tendencia contraria, es decir, la compra de acciones, llegando a viralizarse y provocando así una subida de los precios. Muchos de los jóvenes que participaron en este movimiento, invierten también en criptoactivos, impulsados por un cierto sentimiento de FOMO (fear of missing out), término que se refiere a la ansiedad y miedo irracional por la sensación de estar al margen de lo que sucede en Redes Sociales, así como por el sentimiento de pertenencia a una comunidad, según diversas entrevistas de la CNBC.

Por último, se puede entrever en esta tendencia cierto sentimiento contrario a la inversión bajo esquemas o agentes regulados de inversión. La percepción de estos jóvenes es de desigualdad dentro de los esquemas tradicionales de inversión, lo que lleva al rechazo de asesores financieros y otros agentes especializados. Esta percepción motiva la renuncia a una mayor seguridad e incluso protección de los inversores que sí ofrecen los agentes regulados, a cambio de ejercer ese "castigo" al sector financiero tradicional.

En este caldo de cultivo, la mayoría de participantes regulados se mantienen a la espera de la ansiada normativa de criptodivisas. En Europa el Reglamento MICA (Reglamento de Mercados de criptoactivos) sigue en tramitación en el Parlamento. Mientras tanto, en España, la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) ha elaborado una propuesta de Circular para regular la publicidad de criptoactivos que previsiblemente entrará en vigor a comienzos del 2022. De esta forma, son pocas las opciones para participar en el mercado de criptodivisas mediante agentes regulados, pero no inexistentes.

En Suiza, en el verano de 2020 se aprobaba la ley blockchain, que junto con una serie de enmiendas a las leyes financieras y corporativas permitía el reconocimiento de la industria de las criptomonedas y del blockchain. En este contexto de certidumbre jurídica, BBVA lanzaba el pasado mes de junio un nuevo servicio de custodia y compra venta de criptomonedas a través de su filial de BBVA Suiza, disponible por el momento solo para el Bitcoin. También, la industria fintech se ha sumado a la tendencia. Nuevos players regulados como Revolut o la española Bnext ofrecen a sus clientes la posibilidad de adquirir diferentes criptomonedas.

En definitiva, la tendencia de invertir en criptodivisas se mantiene al alza entre los más jóvenes, si bien el grado de adopción presenta diferencias atendiendo a las geografías. Los motivos que propician esta moda no son, en su mayoría, respaldados por la teoría financiera, sino que responden a hábitos y comportamientos sociales. No obstante, mientras el sector tradicional no cuente con un marco normativo, el acceso a estos activos continuará realizándose, mayoritariamente, a través de plataformas o exchanges que no siempre brindan garantías de protección y seguridad a los inversores, con los riesgos que esto conlleva. No parece que esto vaya a afectar a la tendencia actual, siendo previsible que este hábito continúe creciendo durante el 2022.

Beatriz Castro es consultora del área de Serviciones Financieros de Afi.
Nereida González es consultora del área de Mercados de Afi.