Las heroÃnas silenciosas del COVID-19
Julio de 2020 Este periodo ha demostrado que aún estamos muy lejos de la corresponsabilidad.Según un informe publicado a finales del año pasado por ONU Mujeres con datos recogidos en 90 paÃses, la desigual distribución del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado entre las mujeres y los hombres es uno de los principales causantes de las desventajas económicas de las mujeres. Las mujeres dedican en promedio tres veces más horas al dÃa que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, unas 39 horas más a la semana. A causa de las limitaciones de tiempo resultantes, las mujeres participan menos que los hombres en el trabajo remunerado y, cuando lo hacen, ocupan por lo general puestos de menor calidad y menor remuneración que puedan compaginarse más fácilmente con las responsabilidades domésticas.
A lo largo de estos últimos meses, el propio organismo de ONU Mujeres y otros organismos multilaterales han hecho un llamamiento acerca del agravio de esta situación con motivo de la COVID-19, y la necesidad de instaurar medidas de corresponsabilidad en los hogares.
Y es que mi columna de este mes no va destinada a reconocer el trabajo de ninguna gran economista, directiva o asociación que trabaja en favor de la igualdad, sino que es un aplauso al reconocimiento de todas las mujeres que, en silencio, han demostrado una vez más que son uno de los pilares que sustentan nuestra sociedad. Las grandes «sacrificadas» de esta pandemia han sido las madres y esposas que han compaginado al mismo tiempo teletrabajo, cuidado de la casa y ser las profesoras de sus hijos.
Pero esta situación no se puede alargar mucho más en el tiempo. La pandemia ha generado un retroceso en los objetivos de igualdad de género dado que quien ha sacrificado la calidad de su trabajo, su calidad de vida y su ocio, ha sido en mayor medida el colectivo femenino. Este periodo ha demostrado que aún estamos muy lejos de la corresponsabilidad , y que cuando los cuidadores no pueden acudir al hogar a trabajar, o cuando los abuelos no se pueden ocupar de los nietos, vuelve a ser la madre la que toma el testigo.
Si antes de la pandemia en España las mujeres dedicaban ya más de 2 horas diarias al cuidado del hogar y los hijos que los hombres, 3 veces más a nivel mundial según ONU Mujeres, no quiero imaginar esta estadÃstica actualizada al periodo de la pandemia.
Si no queremos que las tasas de desempleo femenino se disparen y que las carreras profesionales de las mujeres sufran, no queda más remedio que exigir equilibrio de tareas domésticas y los cuidados de familiares. No importan las medidas de flexibilidad y ayuda que las empresas pongan a disposición de sus empleados, porque sin corresponsabilidad, nunca serán suficientes.