Clima y COVID-19 en la Uni贸n Europea
Julio de 2020 La disponibilidad de recursos financieros es condici贸n necesaria pero no suficiente para tomar medidas a favor del clima. Cualquier actuaci贸n debe contar con un amplio respaldo social.Desde el Protocolo de Kioto (1997), primer y, de momento, 煤nico instrumento jur铆dicamente vinculante a escala mundial para reducir la emisi贸n de gases de efecto invernadero (GEI), la Uni贸n Europea (UE) ha exhibido la voluntad de servir de referencia en la lucha contra el cambio clim谩tico. En 2012, las emisiones de la UE se hab铆an reducido un 11,8% en relaci贸n a las emisiones de los a帽os de referencia, b谩sicamente 1990, por encima del objetivo del 8% fijado en el Protocolo. En 2020, la UE habr谩 cumplido holgadamente los objetivos 20-20-20 fijados en 2008 (porcentajes respectivamente de reducci贸n de emisiones con respecto a 1990, cuota de energ铆as renovables, y mejora de la eficiencia energ茅tica). El balance de emisiones en el per铆odo en casi tres d茅cadas (1990-2018) es alentador: en la UE, las emisiones se han reducido un 23% con un crecimiento del PIB del 61%.
El 28 de noviembre de 2019, el Parlamento Europeo declar贸 la emergencia clim谩tica. En consecuencia, la Comisi贸n Europea (CE) debe alinear todas sus propuestas con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 掳C y garantizar que las emisiones GEI se reduzcan significativamente.
En diciembre de 2019, la CE present贸 el Pacto Verde Europeo como hoja de ruta para una Europa sostenible en 2050, con una transici贸n justa e integradora. El Plan describe las inversiones necesarias y los instrumentos de financiaci贸n disponibles mediante la atracci贸n de al menos un bill贸n de euros de inversi贸n p煤blica y privada durante la pr贸xima d茅cada.
El Pacto Verde Europeo como estrategia de recuperaci贸n de la UE act煤a en cuatro frentes:
- Renovaci贸n de nuestros edificios e infraestructura y una econom铆a m谩s circular, generando empleos locales;
- Desarrollo de proyectos de energ铆a renovable, especialmente e贸lica y solar y puesta en marcha una econom铆a limpia de hidr贸geno en Europa;
- Transporte y log铆stica m谩s limpios, incluida la instalaci贸n de un mill贸n de puntos de carga para veh铆culos el茅ctricos y un impulso para los viajes en tren y la movilidad limpia en nuestras ciudades y regiones;
- Fortalecimiento del Fondo de Transici贸n Justa para apoyar la recapacitaci贸n, ayudando a las empresas a crear nuevas oportunidades econ贸micas.
Adicionalmente, la CE propuso en marzo 2020 que el 25% del presupuesto 2021-2027 de la UE se utilice para la acci贸n clim谩tica, incluidos especialmente mecanismos de transici贸n justa.
Crisis de la COVID-19
En este contexto de compromiso con el clima, ha irrumpido la COVID-19 con una crisis cuyos efectos econ贸micos inmediatos en la UE superar谩n ampliamente los sufridos en 2009. La CE ha asumido que su respuesta contundente ante esta crisis se mantendr谩 bajo la gu铆a de un futuro sostenible coherente con los objetivos a largo plazo de la UE: (i) lucha contra el cambio clim谩tico definida en el Pacto Verde Europeo, (ii) fortalecimiento y digitalizaci贸n del Mercado 脷nico, y (iii) recuperaci贸n justa e inclusiva.
La propuesta de plan de recuperaci贸n de la CE contra los efectos de la pandemia se ha concretado en un nuevo instrumento, Next Generation EU, con un presupuesto de 750.000 millones de euros, que ser谩n captados en los mercados financieros por la CE con el respaldo de su calificaci贸n crediticia, y se invertir谩n en tres 谩mbitos:
- Apoyo a los Estados miembros para inversiones y reformas
- Impulso al emprendimiento a trav茅s de incentivos a la inversi贸n privada
- Aplicaci贸n de las lecciones de la crisis en materia sanitaria y social
Las menores emisiones que han tra铆do el confinamiento contra la COVID-19 (en abril-mayo ha ca铆do un 22% el precio de los derechos de emisi贸n de CO2 en relaci贸n al mismo per铆odo de 2019) han permitido vislumbrar la magnitud de la transformaci贸n productiva y social que exige el objetivo de una econom铆a neutra de emisiones en 2050.
La disponibilidad de recursos financieros es condici贸n necesaria pero no suficiente para tomar medidas a favor de clima. Otro elemento a tener en cuenta es que no todo han sido 茅xitos en la lucha contra el cambio clim谩tico. La CE reconoce que su estrategia contra la deforestaci贸n global, como uno de los elementos para preservar la biodiversidad, ha quedado lejos de alcanzar sus objetivos. Las causas est谩n identificadas, y se asocian al recurso a medidas de car谩cter voluntario que apelan a la concienciaci贸n de los consumidores, premisas que han resultado insuficientes. Igualmente, las empresas no pueden asumir por si solas los costes de la trazabilidad para evitar materias primas que procedan de explotaciones no sostenibles.
El riesgo de contestaci贸n social ante medidas impopulares, o la p茅rdida de competitividad de determinados sectores, pueden frenar la actuaci贸n de los gobiernos, que en 煤ltima instancia est谩n condicionados por su leg铆timo deseo de ser reelegidos.
Participaci贸n ciudadana
Las protestas de los 芦chalecos amarillos禄 iniciadas en noviembre de 2018 en Par铆s contra la subida del precio del gas贸leo fueron una advertencia a los gobiernos del riesgo de actuaciones verdes sin el acompa帽amiento de medidas paliativas para los colectivos m谩s vulnerables. La respuesta del presidente Macron fue la creaci贸n en abril de 2019 de la Convenci贸n Ciudadana por el Clima (CCC), con el mandato de definir, con el uso de la inteligencia colectiva, una serie de medidas para conseguir la reducci贸n de las emisiones de gases de efecto invernadero de al menos el 40% hasta 2030, sobre la referencia de 1990, y con un esp铆ritu de justicia social. La CCC se compone de 150 ciudadanos elegidos al azar y representativos del conjunto de la poblaci贸n francesa, y cuyas recomendaciones no estar谩n supeditadas por objetivos electorales. Tras informarse, reflexionar y debatir durante m谩s de ocho meses, la CCC ha hecho p煤blicas sus propuestas, estructuradas en cinco tem谩ticas: movilidad, consumo, alojamiento, modos de producci贸n y trabajo, y alimentaci贸n.
Algunas de las medidas sugeridas por la CCC han sido calificadas de radicales o ambiciosas; entre ellas, la limitaci贸n de la velocidad a 110 km/h, generalizar los carriles reservados a veh铆culos compartidos y transporte p煤blico en autov铆as y autopistas, prohibir el centro de las ciudades a veh铆culos emisores, renegociar el Acuerdo Econ贸mico y Comercial Global (CETA) entre la UE y Canad谩, y la renovaci贸n energ茅tica obligatoria de los edificios hasta 2040.
En el 谩mbito financiero, la CCC propone que las empresas que distribuyen m谩s de 10 millones de euros de dividendos anuales contribuyan a la transformaci贸n de los sistemas de producci贸n con una aportaci贸n equivalente al 4% de los dividendos, y con un 2%, aquellas empresas con dividendos menores de 10 millones de euros.
En la misma l铆nea que la CCC, la CE anunci贸, en marzo de 2020, la iniciativa de un Pacto Europeo por el Clima (PEC) para dar voz y cometido a los ciudadanos en el dise帽o y difusi贸n de medidas concretas para reducir emisiones. Sin ser todav铆a mucho m谩s que un enunciado, el PEC confirma la necesidad de que cualquier actuaci贸n cuente con un amplio respaldo social.