El valor de las cosas
Mayo de 2020 Verónica López explica en esta reseña el carácter visionario de la autora, cuyas tesis son hoy más esclarecedoras que nunca dada la triple crisis que estamos viviendo desde los primeros dÃas de marzo de 2020 (crisis sanitaria, económica y, aunque no perceptible para muchos, también climática). Este libro es una fantástica guÃa para orientar a los agentes sociales en la búsqueda de un propósito que legitime su existencia, asà como unas gafas para entender uno de los conceptos más importantes en EconomÃa: el valor de las cosas."The Value of Everything. Making and Taking in the Global Economy", de Mariana Mazzucato
¿A qué otorgamos valor y qué decidimos que no es merecedor de tal crédito? ¿Cuál es la medición más adecuada de lo que es «valioso» y lo que no lo es? ¿Quién produce valor (making) y quién lo extrae (taking)? ¿Cómo, por qué, y con qué legitimidad lo extraen quiénes lo extraen? ¿Es sostenible la actual versión del capitalismo moderno? ¿Es posible otra forma de capitalismo que no replique los mismos errores, desequilibrios, ganadores y perdedores antes situaciones de crisis?«Visionaria Mazzucato». Es uno de los muchos calificativos que me surgen al leer o escuchar a Mariana Mazzucato, directora del Instituto para Innovación y Propósito Público en la University College of London (UCL), profesora «RM Phillips» de EconomÃa de la Innovación en la Unidad de Ciencias PolÃticas de Investigación (SPRU) de la Universidad de Sussex y galardonada en 2018 con el Leontief Prize for Advancing the Frontiers of Economic Thought. Es además asesora de múltiples gobiernos e instituciones que conciben que la innovación -comenzando por la innovación de las ideas, paradigmas y convenciones- es parte esencial de las estrategias que deben orientar el qué, cómo, para qué y para quién operan.
Paso a señalar algunas de las ideas fuerza en las que Mazzucato insiste con evidencia aplastante:
Las palabras, definiciones o descripciones no son neutrales. Importan tanto que es urgente contar con un nuevo vocabulario y unas nuevas definiciones de conceptos para hacer polÃtica económica. Porque, por ejemplo, los recursos destinados a la educación y a la sanidad no son gastos, sino inversiones. O la consideración de «actividad esencial», hoy reconocida como prioritaria en el marco de la pandemia, no parece responder a lo que en el imaginario colectivo y en la remuneración de los factores ha permanecido durante décadas. Que se conciban de uno u otro modo es el resultado de decisiones que hoy más que nunca deben revisarse, porque «debemos reconsiderar cómo describimos y relatamos quiénes son los creadores de valor, y cómo definimos las actividades que son económicamente productivas y no productivas.»
Las clasificaciones y las mediciones no son neutrales. Qué medimos y cómo lo medimos, además de determinar qué forma parte de los registros de la contabilidad nacional y qué no -con todas las implicaciones que ello conlleva; pensemos en las labores de cuidados y tareas del hogar, ejemplo por antonomasia de trabajo no remunerado y por tanto, no contabilizado en el PIB- condiciona los comportamientos de los agentes económicos y por ende, las tomas de decisiones (y a la inversa) y el diseño de polÃticas públicas. Las mediciones son asimismo resultado de decisiones, de convenciones que de tan presentes y arraigadas parecieran tener un origen o motivación natural e inamovible, como muchas otras con las que convivimos, como los roles de género. Nada más lejos de la realidad. Tal como señala Mazzucato, «los mercados son el resultado ( outomes) de las decisiones que toma el sector privado, el público y la sociedad civil». Decisiones, insisto, que toman personas.
En la primera parte del libro Mazzucato ofrece una retrospectiva de la historia del pensamiento económico sobre la consideración teórica del «valor», desde los mercantilistas (comercio), los fisiócratas (tierra) y los clásicos (trabajo). Desde el origen del pensamiento económico, la delimitación de qué quedaba fuera y qué dentro del perÃmetro de lo considerado productivo, valioso, merecedor de ser medido, contabilizado, protegido y remunerado, ha sido una preocupación central. Central, porque de su consideración se derivan diferentes concepciones del mundo, de las relaciones económicas y sociales, del ejercicio del poder y los liderazgos, y de las prioridades de polÃtica económica.
Tras ese maravilloso relato de las primeras concepciones del valor que aún hoy perduran, el libro se sumerge en la descripción de tres grandes tendencias que, como una mano invisible, han condicionado el devenir de las relaciones económicas en los últimos tiempos: el desproporcionado peso de las finanzas en la actual versión del capitalismo (financiarización de la economÃa real); la infravaloración de la contribución (esencial) del sector público; y las nuevas modalidades de extracción de valor, para cuya explicación descansa en dos grandes industrias: la farmacéutica y la digital.
La lectura de las tesis de Mazzucato no puede ser más oportuna en estos dÃas de profunda reflexión sobre el futuro que debemos de rediseñar juntos, y que debe estar guiado por un propósito (¿qué queremos como sociedad?). Propósito que, para quien no sepa, está definido y consensuado a nivel global desde el año 2015: la Agenda 2030, los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible en que se materializa, y sus 169 metas.