Igualdad de género y políticas fiscales
Marzo de 2020 Como en otros ámbitos, también en la necesidad de reducir la brecha de género se pone de manifiesto que la acción de los gobiernos es importante.El FMI también se añade a la ya larga nómina de instituciones que convienen en la necesidad de fortalecer la presencia de la mujer en el mundo económico. Admitiendo que en los últimos treinta años se han registrado avances en la mayoría de los países, la igualdad de oportunidades de participación en las actividades económicas entre hombres y mujeres sigue siendo una asignatura pendiente. En un trabajo reciente [1] que creo merece atención, el FMI revisa experiencias y propone políticas fiscales específicas para reducir esas brechas.
El punto de partida es la verificación de que la tasa media de participación laboral de la mujer está todavía 20 puntos porcentuales por debajo de la de los hombres en el conjunto de los países, persistiendo todavía diferencias notables en las remuneraciones salariales y de acceso la educación, entre otros ámbitos. Junto a esa constatación, los autores del trabajo añaden a la suya la evidencia de investigaciones previas para mostrar que la igualdad de género fortalece el crecimiento económico y conduce a mejores desarrollos sociales y, en definitiva, a más desarrollo. Por si hiciera falta alguna razón más para justificar una investigación como la propuesta, se exhibe que esa igualdad de género es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, comprometidos por 193 países para su cumplimiento en el horizonte de 2030.
De ese mismo trabajo se puede deducir que el uso de políticas fiscales para reducir la desigualdad de género no es nuevo. Desde mediados de la década de los ochenta algunos países las han venido utilizando. De hecho, en el documento referido, se afirma que en 2018 habían sido 80 los países que habían hecho uso de modificaciones tributarias o de políticas de gasto para fortalecer la presencia de la mujer en áreas como la educación o, de forma general, en algunas actividades económicas.
En concreto, el trabajo se centra en los efectos macroeconómicos y distributivos de determinadas intervenciones fiscales destinadas a potenciar la presencia de la mujer en el mercado de trabajo. Analiza igualmente los canales y mecanismos a través de los cuales esas políticas afectan a la tasa de participación en la fuerza de trabajo, al crecimiento económico, a la desigualdad en la distribución de la renta o a la pobreza. Todo ello en función de las características estructurales de las economías. Así, en las economías avanzadas se analizan políticas tales como la reducción de los costes del cuidado infantil o el suministro de financiación pública a las bajas maternales o la potenciación de las bajas parentales. De igual forma se defiende la tributación individual en lugar de la agregada en la familia, señalándose los casos de esa tributación en Canadá o Suecia, como favorables a esa inserción laboral de la mujer. En las economías menos avanzadas, se analiza más concretamente el impacto de la inversión en educación, fundamentalmente secundaria, las transferencias de efectivo a las mujeres pobres, y la inversión en infraestructuras, como las tendentes a extender la disposición de agua potable.
(% de mujeres entre 15 y 64 años)
Los resultados confirman que esas políticas fiscales favorecen la participación laboral de las mujeres, y además generan efectos macroeconómicos y distributivos inequívocamente favorables. A largo plazo todas las medidas analizadas que requieren costes, fondos públicos, acaban generando rentas suficientes. Como en otros ámbitos, también en la necesidad de reducir la brecha de género se pone de manifiesto que la acción de los gobiernos es importante.
[1] Stefania Fabrizio, Anna Fruttero, Daniel Gurara, Lisa Kolovich, Vivian Malta, Marina M. Tavares y Nino Tchelishvili. «Women in the Labor Force: The Role of Fiscal Policies» IMF Staff Discussion Note, Febrero 2010.