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Acción, reacción

Julio de 2024

En respuesta a la debilidad de la demanda doméstica y la crisis del sector inmobiliario, China ha adoptado una estrategia agresiva de "crecimiento hacia afuera". Esta estrategia, implementada desde el año pasado, se caracteriza por una reducción agresiva de los precios de exportación (-19% en promedio desde 2023) y un aumento significativo del volumen exportable (18% en el mismo período). Esta es la primera vez que se observa tal dinámica desde la entrada de China en la Organización Mundial de Comercio (OMC) en el año 2000.

La estrategia implica una política de subvenciones y exenciones fiscales a empresas locales, permitiéndoles competir ventajosamente en el mercado internacional. Esto ha llevado a lo que se ha denominado como un "segundo choque de oferta chino", que amenaza a las industrias manufactureras de alto valor añadido de EE. UU., Europa y otros países desarrollados de occidente. A diferencia del "primer choque de oferta chino", que se centró en bienes de bajo valor añadido, el actual se centra en la industria tecnológica, el vehículo eléctrico conectado y las manufacturas necesarias para la transición verde.

Hasta ahora, la estrategia china ha sido efectiva en mantener su cuota mundial de exportaciones de bienes, mediante el incremento de la penetración de ciertos productos en los mercados internacionales. Un ejemplo claro es el del vehículo eléctrico conectado, que ahora tiene una cuota global del 40%, gracias a volúmenes exportables que alcanzan el millón y medio de unidades, tras haberse multiplicado por 100 desde 2017.

En respuesta a esta estrategia, EE. UU. y Europa han incrementado los aranceles a ciertos bienes e insumos procedentes de China. En el caso de los vehículos eléctricos conectados, los impuestos a la importación en EE. UU. se han incrementado desde el 30% hasta el 100%. Europa, tras una investigación de la Comisión Europea, ha anunciado un aumento desde el 10% hasta el 17%-38%.

Gráfico 1. Exportaciones china y contribución por valor y volumen
(% interanual)
Fuente: Afi, Eikon, NBS
Gráfico 2. Exportaciones chinas de coches eléctricos
(índice base 100=abr17)
Fuente: Afi, China customs

En el corto plazo, estas medidas proteccionistas pueden ocasionar desviaciones de comercio de bienes, en búsqueda de los sustitutivos perfectos en los mercados mundiales. En el caso de los vehículos eléctricos conectados, EE. UU. podría encontrarlos en México o Canadá, claros beneficiarios de este tipo de estrategias, y no tanto en Europa, que debería reaccionar rápidamente si no se quiere quedar fuera del mercado mundial (apostando, por ejemplo, por la producción y comercialización de vehículos eléctricos conectados de alta gama). Eso sí, asumiría un mayor coste en la transacción, luego las derivadas de esta estrategia serían, claramente, inflacionistas. Sin embargo, el problema radica en la dependencia del mercado chino de algunos componentes empleados en su producción y ensamblaje, como el acero, el aluminio, los semiconductores y las baterías. Lo mismo le ocurriría a Europa.

Gráfico 3. Importaciones de EE. UU. de vehículos según país de procedencia
(% total)
Fuente: Afi, Census Bureau
Gráfico 4. Valor de producción generada en el resto del mundo ante un incremento de 1 millón de VAB autos de EE. UU.
(índice base 100=abr17)
Fuente: Afi, OCDE

En conclusión, Sin embargo, no se espera que escale hasta límites extremos debido a la interdependencia entre China y Occidente. China necesita a Occidente para continuar con su modelo exportador, mientras que Occidente depende de China, tanto por el suministro de materiales y su participación en las cadenas globales de valor, como por la exposición directa de empresas europeas (y, especialmente, alemanas) al mercado chino.

María Romero Paniagua, socia directora de Economía de Afi