Uso de cookies

Este sitio web solo utiliza cookies técnicas propias obligatorias con la finalidad de hacer que su navegación sea segura.
Asimismo, utiliza cookies de terceros opcionales para hacer análisis estadístico de las visitas a la web y conocer su usabilidad.
Si desea más información o cambiar la configuración de su navegador, puede visitar nuestra Política de Cookies.
Pulse el botón "Rechazar cookies opcionales" o "Aceptar todas las cookies" para confirmar que ha leído y aceptado la información aquí presentada.

Florence Nightingale, una mujer imprescindible en la historia de la medicina

Agosto de 2021 Florence Nightingale fue una mujer que transformó el ejercicio de la enfermería cuyas innovaciones han salvado, y seguirán salvando, millones de vidas.

Forence Nightingale nació el 12 de mayo de 1820 en Florencia, declarado en 1965 el Día Internacional de la Enfermería, en su honor. Sus primeros estudios estuvieron centrados en las matemáticas y estadísticas, antes de que con 24 años decidiera dedicar su vida a la enfermería a pesar de la oposición de su familia que la consideraba una actividad propia de la clase trabajadora.

Finalizados sus estudios de enfermería se dedicó a visitar los centros sanitarios de diferentes países, etapa de observación que le alertó de que las instalaciones y atenciones de los enfermos no eran las idóneas en términos de higiene, tratamiento de infecciones y alimentación.

Una de las aportaciones más relevantes de Florence tuvo lugar en la guerra de Crimea, a cuyo frente se trasladó en 1854 junto a un equipo de treinta y ocho enfermeras formadas personalmente por ella. En Scutari (Turquía) se encontró una situación desoladora y sin recursos sanitarios que derivó en su lucha por los derechos de los enfermos, ya que la mayoría de las muertes estaban provocadas por infecciones y no por heridas de guerra. Con sus conocimientos matemáticos y estadísticos ideó el Diagrama de la Rosa, un gráfico que le permitió representar la evolución y las causas de la mortalidad de los soldados de la guerra de Crimea, ubicados en el hospital militar de Scutari.

Finalizada la guerra, Florence se puso en contacto con la Reina Victoria para concienciarla de la necesidad de reformar los centros hospitalarios e incorporar las mejoras sanitarias por ella sugeridas tras años de experiencia e investigación. En esa época Florence era conocida como «la dama de la lámpara», porque por las noches se recorría cada sala del hospital con una lámpara para comprobar que todos los soldados se encontraban bien. En 1863 anotó la siguiente reflexión: «La observación indica cómo está el paciente, la reflexión indica qué hay que hacer, la destreza práctica indica cómo hay que hacerlo. La formación y la experiencia son necesarias para saber cómo observar y qué observar; cómo pensar y qué pensar».

Mónica Guardado es directora general de Afi Escuela de Finanzas