Afi, 30 años en las finanzas españolas (i)
Noviembre de 2018 Primer capítulo de la historia de Afi, incluyendo su fundación por parte de Emilio Ontiveros, Francisco José Valero y Ángel Berges, y sus comienzos con el asesoramiento financiero a entidades del sector eléctrico español.Afi ha conseguido, tras sus 30 años de vida, un considerable reconocimiento y prestigio en sus distintos ámbitos de actuación que abarcan, entre otros aspectos, el suministro de análisis, sistemas de información y consultoría económico-financiera y de gestión, con una doble orientación: alta especialización y servicio integral y permanente a sus clientes. Además, ha destacado como un referente en la formación financiera a empresas, trabajadores del sector financiero y no financiero y alumnos de postgrado, a través de nuestra Escuela de Finanzas.
Con más de una decena de doctores dentro del equipo de más de 150 personas que hoy forman la gran familia de Afi, y con un genotipo y fenotipo en el que destacan el análisis financiero, la tecnología y la investigación, el marco de asesoramiento de Afi siempre ha sido la búsqueda de la excelencia y la versatilidad para afrontar distintos proyectos en los que aportar valor añadido para el cliente. Lo cual no es de extrañar conociendo la forma en la que se gestó Afi.
Y es que no debería ser necesario señalar, por ampliamente conocido y reiterado, que la creación de Afi surge como consecuencia de la alianza a finales de 1987, justo en medio del temblor producido en los mercados financieros mundiales por el crac bursátil de octubre de aquel año, de tres profesores de finanzas de la Universidad Autónoma de Madrid: Emilio Ontiveros, Ángel Berges y Francisco José Valero[1].
Las necesidades de las empresas, instituciones y entidades financieras iban a cambiar profundamente en los años siguientes. La globalización, como el cambio climático, era, todavía, una entelequia, aunque las raíces se podían intuir. Pero sobre todo, la entrada como socios de la Comunidad Económica Europea transformaba por completo el marco de actuación de las empresas y entidades españolas.
Precedentes de Afi: los trabajos para el sector eléctrico
Tras haber inaugurado el suplemento salmón de El País -dirigido por quien después sería su director, Joaquín Estefanía- el primer domingo de 1987, donde Emilio y Ángel firman la columna de opinión y se encargan de incluir toda la información estadística, llegaría el turno a los primeros servicios de consultoría privada, cuyo destinatario, como podría esperarse, no serán las cajas de ahorro, sino el sector eléctrico.
El vínculo de los tres con la consultoría financiera arranca a partir de un estudio para la Asociación Española de la Industria Eléctrica, UNESA. Su objetivo: particularizar el estudio del endeudamiento de las empresas del sector eléctrico español en los mercados internacionales, sin duda el más activo como prestatario debido al intenso proceso inversor que debió abordar el sector en un período de «sequía» financiera doméstica.
Con el estudio, UNESA pretendía argumentar ante la Dirección General de Energía que habían incurrido en unos sobrecostes considerables dado que el sistema financiero español no era lo suficientemente líquido como para financiar los proyectos de inversión que tenían que abordar, entre ellos todos los relacionados con la generación de energía a través de las centrales nucleares.
La relación con el sector energético no acabaría ahí. El trabajo previo había servido a los futuros cofundadores de Afi para ganarse la confianza del sector.
Ante los grandes desajustes financieros del sector eléctrico español, la recién nombrada presidenta de una nueva empresa, Red Eléctrica, Paulina Beato, pide a Emilio que colabore con la Secretaría General de Energía. El encargo era claro: analizar, proponer y pilotar las medidas necesarias para la ejecución de un plan de saneamiento financiero del sector eléctrico y diseñar la formulación de un marco regulador del mismo, buscando interrumpir las malas prácticas financieras del sector, que iban desde la anteposición de la distribución de dividendos sobre el saneamiento financiero a la ausencia de informes de auditoría externa.
Todo el trabajo realizado desembocará, un par de años después, y ya de la mano del nuevo ministro de Industria y Energía, Luis Carlos Croissier, y del nuevo secretario general de energía, Fernando Maravall, en la aprobación del nuevo Marco Legal Estable de la energía, como resultado del acuerdo entre el Gobierno y las empresas eléctricas, que suponía la implantación de un nuevo sistema de cálculo de las tarifas eléctricas.
Esa intensa inmersión en un sector tan relevante como el eléctrico iba a permitir a Afi estar presente, como analista o consultor, en muchas de las transformaciones -reguladoras, corporativas, etc.- que iban a producirse en el sector hasta nuestros días, asesorando a gobiernos de todos los colores.
En todos estos trabajos había quedado patente una habilidad que han atesorado nuestros fundadores durante los años, la capacidad para contentar a ambas partes; en este caso, tanto a las personas del Gobierno como al de las eléctricas. Una fortaleza requerida para las labores de consultoría que a partir de ahí se llevarían a cabo, sobre todo, con las Cajas de Ahorros, como se comentará en el próximo capítulo de la creación de Afi.
[1] Emilio Ontiveros y Francisco José Valero (Paco) ingresaron como profesores ayudantes en 1976 y 1975, respectivamente. En 1986 Emilio obtuvo la cátedra de Economía de la Empresa, mientras que Valero, en 1983, ganaba la de Economía Financiera y Contabilidad. Ángel Berges se unirá a la Universidad en 1982, tras terminar el doctorado realizado en la Universidad de Purdue, en Estados Unidos (1979-1982), con la beca Fullbright. Conseguirá su cátedra en Economía Financiera y Contabilidad en 1992.