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Tres d茅cadas de transformaci贸n bancaria: del inmovilismo al v茅rtigo

Junio de 2018
De las intensas e irreversibles transformaciones que han registrado la econom铆a y el sistema financiero espa帽ol durante las tres 煤ltimas d茅cadas, probablemente sea el sistema crediticio el caso m谩s paradigm谩tico. Desde una posici贸n inicial caracterizada por un elevado inmovilismo, rayando comportamientos claramente colusivos, a abrazar un proceso de crecimiento con una competencia feroz, alimentadora de desequilibrios financieros que desembocaron en la peor crisis en m谩s de medio siglo. Y finalmente un proceso de ajuste, en respuesta a esa crisis, que deja un sistema bancario irreconocible, tras un 芦darwinismo禄 que ha reducido extraordinariamente el censo de entidades -o incluso un subsector completo de ellas- y cuyo entorno competitivo ya es plenamente europeo.

Aunque las transformaciones en el sistema bancario espa帽ol han sido recurrentes durante las tres 煤ltimas d茅cadas, lo cierto es que las mismas se aceleraron de forma especialmente intensa en respuesta a la crisis. El n煤mero de entidades se ha reducido a menos de la cuarta parte, y ha desaparecido 铆ntegramente un tipo de entidades, las cajas de ahorros, que antes de la crisis representaban casi el 50% del sistema.

Las crecientes exigencias de capital ponen de manifiesto la importancia de la generaci贸n de rentabilidad en el sector bancario, que constituye la principal fuente de recapitalizaci贸n. En este sentido, cabe recalcar que la funci贸n de producci贸n de este sector, transcendental para el desarrollo de nuestro pa铆s, ha experimentado cambios sustanciales derivados de distintos movimientos estrat茅gicos propiciados por factores tan diversos como la regulaci贸n, los cambios sociales, la coyuntura econ贸mico-financiera o el desarrollo tecnol贸gico.

En la d茅cada comprendida entre la incorporaci贸n de Espa帽a a las comunidades europeas (lo que hoy es la Uni贸n Europea) y la creaci贸n de la moneda 煤nica (1987 a 1997) el negocio bancario en Espa帽a se caracteriz贸 por un crecimiento moderado del cr茅dito, financiado fundamentalmente con dep贸sitos minoristas, una morosidad contenida, unos tipos de inter茅s relativamente altos y una clientela fiel, es decir una combinaci贸n de ingredientes perfectos para asegurar la obtenci贸n de ingresos que cubriesen los gastos operativos y las provisiones sin necesidad de alterar el modelo de negocio.

Es as铆 como la evoluci贸n de m谩rgenes en dicho periodo registra una tendencia de reducci贸n sistem谩tica pero muy gradual, de tal manera que los elevados m谩rgenes de negocio permitieron absorber de forma general el incremento de morosidad asociado a la crisis econ贸mica de 1992-93. La excepci贸n a esa capacidad de absorci贸n de problemas, y por tanto el 煤nico sobresalto bancario en esta 茅poca fue la crisis de Banesto en el a帽o 1993, resuelta con la adjudicaci贸n al Banco Santander en abril de 1994.

La incorporaci贸n de Espa帽a a la Uni贸n Monetaria iba a producir una expansi贸n crediticia sin precedentes en nuestro pa铆s, con un aumento de la competencia entre entidades para ganar cuota en un mercado cuyo crecimiento parec铆a no tener fin, y reduciendo sustancialmente los m谩rgenes. En este contexto de fuerte crecimiento del cr茅dito asociado a la apertura de nuevas oficinas, muy vinculados ambos fen贸menos a la promoci贸n y financiaci贸n de viviendas, y a la abundancia de financiaci贸n exterior a tipos muy competitivos, empezaron a fraguarse los desequilibrios financieros (liquidez y solvencia) del sector. El excesivo apalancamiento del sector privado nacional financiado con fondos extranjeros, altamente concentrado en el sector construcci贸n y promoci贸n inmobiliaria, as铆 como la incapacidad de las cajas de ahorros, que representaban casi la mitad del sector, de acudir a los mercados de capitales para reforzar su base de capital, magnificaron los efectos de la crisis bancaria espa帽ola.

En todo caso, cabe resaltar que las entidades espa帽olas iban a sufrir la crisis con un perfil temporal claramente desacompasado con el resto de pa铆ses. Mientras que en la mayor铆a de lugares las entidades registraban sus deterioros de activos entre 2008 y 2009, en el caso espa帽ol las consecuencias m谩s adversas no comenzaron a manifestarse hasta la primera mitad de 2010.

Esa tardanza en la afloraci贸n de la crisis en las entidades financieras espa帽olas fue sistem谩ticamente cuestionada en los foros financieros internacionales. En este sentido, hay que recalcar que la econom铆a espa帽ola ven铆a siendo percibida desde el estallido de la crisis como una de las m谩s vulnerables a la misma, y ello por dos caracter铆sticas ya mencionadas del modelo de crecimiento espa帽ol: su intensa expansi贸n de cr茅dito, sesgado hacia el sector inmobiliario, y su elevada dependencia de la financiaci贸n exterior. De hecho, Espa帽a fue, tras Grecia e Irlanda, el pa铆s que registr贸 un mayor crecimiento del cr茅dito en Europa.

Con un retraso de tres a帽os frente a la mayor铆a de pa铆ses europeos (y EE.UU.), el desequilibrio del sistema bancario espa帽ol iba a devenir en la necesidad de saneamiento con asistencia europea (el rescate bancario) en junio de 2012, con medidas muy exigentes para las entidades que recibieron fondos como el repliegue a sus territorios de origen, la limitaci贸n del tama帽o de balance, el traspaso de activos improductivos a la Sociedad de Gesti贸n de Activos procedentes de la Reestructuraci贸n Bancaria (Sareb) o el l铆mite de distribuci贸n de dividendos y remuneraci贸n variable, entre otros.

La estructura del mercado, especialmente en lo referente al mapa empresarial y el consecuente grado de rivalidad competitiva, se ha visto alterada por la diferente din谩mica de crecimiento seguida por las entidades participantes.

La concentraci贸n de los grandes bancos espa帽oles en la d茅cada de los noventa ten铆a como motivaci贸n principal la obtenci贸n de sinergias mediante eliminaci贸n de redundancias en servicios centrales y en oficinas, dando lugar a un intenso proceso de cierres en Espa帽a, al tiempo que concentraban sus esfuerzos en la expansi贸n internacional. Esta, que posteriormente ampli贸 su cobertura geogr谩fica a otros continentes, se centr贸 inicialmente en Latinoam茅rica, mediante estrategias de crecimiento no org谩nico, es decir adquisici贸n de entidades ya establecidas, en lugar de implantaci贸n de redes propias.

Esas estrategias de crecimiento no org谩nico en mercados internacionales, y de repliegue en el mercado dom茅stico con cierres masivos de oficinas que los bancos asumieron ya a mediados de los 90, contrastan agudamente con las seguidas por el resto de entidades espa帽olas, especialmente el sector de cajas de ahorro.

Las cajas aprovecharon el repliegue de los bancos en el mercado dom茅stico, as铆 como el hecho de que este crec铆a fuertemente en el segmento que mejor dominaban las cajas (mercado hipotecario, y la promoci贸n inmobiliaria como puerta de entrada al hipotecario) para acometer un intenso proceso de apertura de oficinas, en muchos casos asociadas a promociones previamente financiadas por las entidades, buscando la cercan铆a a los clientes de los nuevos n煤cleos de poblaci贸n. El desequilibrio financiero que de esa expansi贸n se deriv贸 es uno de los factores explicativos de la vulnerabilidad con que las cajas enfrentaron la crisis -pero no solo las cajas, como el caso de Banco Popular vino a ilustrar-, y de las decisiones que se tomaron para su superaci贸n, que condujeron, inicialmente a una dr谩stica reducci贸n del censo de cajas de ahorro, y posteriormente a una conversi贸n en bancos de las pocas entidades resultantes, con la excepci贸n de dos cajas de ahorro de muy reducida dimensi贸n y alcance local, a las que se ha permitido continuar como tales.

La madurez del sector bancario, la convulsa coyuntura en su m谩s amplio sentido, los cambios sociales y el desarrollo tecnol贸gico plantean importantes desaf铆os para la industria bancaria en torno a tres ejes principales: rentabilidad, regulaci贸n y dinamismo del entorno.

  • Rentabilidad: Las perspectivas de bajos tipos de inter茅s por un periodo prolongado de tiempo y, sobre todo, el significativo descenso del volumen de negocio cuestionan la capacidad de la industria para generar la rentabilidad esperada por el mercado. El verdadero reto es solventar la ca铆da del volumen de negocio, afectada tanto por el lado de la demanda, consecuencia del desapalancamiento privado, como de la oferta. El incremento de la variedad de agentes no bancarios que ofrecen productos y servicios t铆picamente comercializados por las entidades de cr茅dito, como las compa帽铆as que utilizan la tecnolog铆a para ofrecer servicios financieros (m谩s conocidas como FinTech), est谩 mermando eslabones espec铆ficos de la cadena de valor de la industria con mayor rentabilidad (por ejemplo, los medios de pago).

    La concentraci贸n es una de las recetas planteadas por las autoridades supervisoras para atajar la merma de rentabilidad del sector, si bien no est谩 exenta de inconvenientes tanto desde el punto de vista del consumidor, ya que podr铆a perder poder de negociaci贸n, como del sector, que no siempre ha sido capaz de maximizar los beneficios asociados a operaciones de integraci贸n. Adem谩s, la concentraci贸n en s铆 tambi茅n es un reto, puesto que los supervisores abogan por una dimensi贸n paneuropea en aras de alcanzar la verdadera uni贸n bancaria.

  • Regulaci贸n: Al incremento de los requerimientos cuantitativos de solvencia se unen, por un lado, exigencias de liquidez, apalancamiento y volumen de pasivos cualificados para absorber p茅rdidas y, por otro, un modelo de gesti贸n integral de riesgos que descansa en el marco de apetito al riesgo. Por tanto, la regulaci贸n, extendida tambi茅n al 谩mbito supervisor ampl铆a considerablemente los recursos que ha destinar el sector para dar cobertura al endurecimiento de las exigencias cuantitativas as铆 como al exhaustivo desarrollo cualitativo de procesos de control interno y gobierno corporativo. A ello ha de a帽adirse la definici贸n de los procesos de resoluci贸n de entidades para completar el marco de supervisi贸n-resoluci贸n.

  • Dinamismo del entorno: El ritmo y los nuevos patrones de comportamiento de la sociedad actual no pasan inadvertidos para ninguna industria. Este cambio en el entorno requerir谩 de una transformaci贸n interna, un cambio en la manera de gestionar las entidades que impulse nuevas formas de relaci贸n con los clientes de una manera gradual, dada la coexistencia de generaciones con diferentes niveles de digitalizaci贸n.

En definitiva, un sector maduro, con menos negocio, menos rentable y con una fuerte presi贸n regulatoria que deber谩 reconvertirse de nuevo para fomentar el desarrollo econ贸mico. Experiencia en reconversi贸n no le falta, valga de ejemplo el periodo de expansi贸n citado anteriormente, si bien la situaci贸n actual de poco se parece a la de finales de los noventa. Ahora toca surcar la cuarta revoluci贸n industrial, la del conocimiento, y la banca, que acumula valiosa informaci贸n, est谩 una buena posici贸n para ello.

脕ngel Berges es socio fundador y vicepresidente de Afi.