Supervisores bancarios, supervisados y sesgos
Febrero de 2025
En su artÃculo denominado "Prospect Theory: An Analysis of Decision Under Risk" realizan una crÃtica de la teorÃa de la utilidad esperada como modelo descriptivo de la toma de decisiones bajo incertidumbre, desarrollando un modelo alternativo, denominado teorÃa prospectiva, de las perspectivas o de la aversión a las pérdidas, que bien se puede aplicar para explicar las relaciones y la toma de decisiones entre supervisores bancarios y supervisados.
Las elecciones entre perspectivas arriesgadas (por perspectivas arriesgadas podemos entender la interpretación de ciertas normas o guÃas bancarias no suficientemente explÃcitas o con margen para la discrecionalidad o el cumplimiento o no de determinadas indicaciones, recomendaciones o expectativas de la supervisión) muestran varios efectos generalizados que son incompatibles con los principios básicos de la teorÃa de la utilidad:
- Los agentes económicos infravaloran los resultados que son meramente probables en comparación con los resultados que se obtienen con certeza, aunque el valor de estos sea inferior.
Esta tendencia, denominada "efecto certeza", contribuye a la aversión al riesgo en las elecciones que implican ganancias seguras y a la búsqueda de riesgo en las elecciones que implican pérdidas seguras: posibles incrementos de los requerimientos supervisores cuantitativos -de capital o liquidez- o los cualitativos.
- Por otro lado, la teorÃa de las perspectivas aporta otros dos aspectos fundamentales. El "punto de referencia" que se puede identificar con la expectativa media con respecto a un beneficio/coste determinado. Este puede ser el precio habitual de un bien o el sueldo mensual: la referencia por parte del supervisor a un grupo de comparables con un hipotético modelo de negocio similar que presentan unos determinados valores en sus indicadores de fortaleza financiera. La "sensibilidad variable" hace referencia al hecho de que nuestra sensibilidad a las pérdidas disminuye a medida que el punto de referencia aumenta.
- Asimismo, la teorÃa justifica el denominado efecto de "dotación", que hace que las personas demos un mayor valor u otorguemos mayores consecuencias de las que objetivamente tiene a elementos, episodios o circunstancias por motivos emocionales (diálogo supervisor), o que valoremos más las cosas que ya poseemos o con las que nos sentimos conectadas ("dotación") que las cosas que podrÃan ser parte de esa "dotación": como consecuencia de una decisión fallida que podrÃa provocar una pérdida de solvencia o liquidez o un desprestigio ante el supervisor...
La teorÃa de las perspectivas también es útil para predecir la conducta en el ámbito de la psicologÃa de las organizaciones. "[...] El enfoque conductista ofrece la oportunidad de desarrollar mejores modelos de comportamiento económico incorporando ideas de otras disciplinas de las ciencias sociales [...]" (Thaler, 2016).
Los efectos anteriores bien podrÃan ser el origen de una cierta preferencia a la hora de cumplir, en condiciones de incertidumbre sobre las consecuencias en caso de incumplimiento, la interpretación más ortodoxa de las normas o guÃas bancarias no suficientemente explÃcitas o con margen para la discrecionalidad o el cumplimiento menos conflictivo o frentista de determinadas indicaciones, recomendaciones o expectativas de la supervisión por parte de los supervisados para evitar un daño mayor, bien a la entidad (mayores requerimientos cuantitativos de solvencia o liquidez, o mayores requerimientos cualitativos) bien respecto a la responsabilidad que asumen administradores o ejecutivos.
Para completar los impactos conductuales Ees et al. (2009), a partir de investigaciones de Cyert y March (1963) incluidas en "A behavioral theory of the firm", introducen conceptos como:
- La "racionalidad acotada": la toma de decisiones en los consejos de administración exige simplificar las reglas de decisión, ya que la complejidad del entorno empresarial hace imposible comprender completamente todos los vÃnculos entre las variables que rodean a las entidades. La racionalidad limitada no implica necesariamente no intentar maximizar la utilidad, solo que no pueden hacerlo debido a las limitaciones en sus capacidades para la toma de decisiones (Simon, 1955; March y Simon, 1958; Cyert y March, 1963).
- El "comportamiento satisfactorio" y la "búsqueda problemática": los actores tienden a aceptar opciones o juicios que son "lo suficientemente buenos" en función de sus necesidades actuales más importantes en lugar de buscar soluciones óptimas. El "comportamiento satisfactorio" se basa en la observación de que los administradores se preocupan principalmente por problemas inmediatos y soluciones a corto plazo, algo que generalmente se ha denominado "búsqueda problemática" (March y Simon, 1959; Cyert y March, 1963).
- Creación de rutinas para la toma de decisiones: las rutinas pueden verse como soluciones satisfactorias a problemas que pueden reproducir competencias adquiridas por medio de la experiencia, que luego se pueden repetir a lo largo del tiempo (Ocasio, 1999; Zahra and Filatotchev, 2004). De hecho, el supervisor fomenta la creación de estas rutinas como manera de fortalecer el gobierno corporativo, incluso, facilita algunas como el análisis de la idoneidad.
- La negociación polÃtica en el contexto de las empresas como coaliciones de grupos de interés: "[...] las organizaciones pueden describirse como sistemas polÃticos complejos organizados en coaliciones. Los socios de la coalición pueden tener preferencias y objetivos distintos, lo que hace que la negociación sea una práctica común [...]" (Cyert y March, 1963). AquÃ, sin embargo, el supervisor tiende a "poner de su parte" a consejeros independientes en sus conflictos con los dominicales, a convertirlos en su "primera lÃnea de defensa".
Para Ees et al. (2009) los administradores y ejecutivos rara vez basan la toma de decisiones en un cálculo general que tenga en cuenta todas las posibles consecuencias de sus decisiones. En cambio, si se reconocen que se desencadena una búsqueda de posibles soluciones que termina cuando se encuentra una solución "satisfactoria". Además, los actores confÃan en rutinas y heurÃsticas que les proporcionan soluciones y procedimientos fácilmente disponibles para la toma de decisiones. Por último, la resolución de conflictos y la formación de objetivos se consideran el resultado de un proceso continuo de negociación polÃtica entre los miembros de las coaliciones. Esta conceptualización del comportamiento real de la toma de decisiones en los consejos de administración representa una alternativa al enfoque clásico que considera que los administradores y ejecutivos deciden racionalmente cómo alcanzar un determinado objetivo consensuado, igualmente de manera racional, y definido a priori. De ahà que el enfoque conductual ayude a explicar mejor las dinámicas de la toma de decisiones en las entidades de crédito, tanto en sus dinámicas internas como con los supervisores.
En esta lÃnea, otro de los sesgos a tener en cuenta es el llamado "efecto lealtad" de los administradores ejecutivos y de los administradores independientes hacia su consejero delegado o presidente (Morck, 2004). Diversos estudios ponen de manifiesto que independencia de algunos administradores se encuentra muy comprometida desde el momento en el que son seleccionados inicialmente por estas figuras.
No obstante, también nos podrÃamos encontrar con polÃticas públicas dirigidas a satisfacer expectativas de los supervisados (Cooper y Kovacik, 2012). Los reguladores o supervisores podrÃan elegir polÃticas o actuaciones que tuvieran en cuenta las recompensas a obtener del supervisado, que pueden facilitar apoyos polÃticos frente al bienestar a largo plazo (fortaleza financiera). Una heurÃstica errónea podrÃa llevar a reguladores o supervisores a adoptar polÃticas más cercanas a las preferencias de los supervisados de lo que lo harÃan en caso contrario. En este caso, podrÃa darse que la estructura de incentivos de los reguladores o supervisores recompense a quienes adoptan polÃticas o acciones convenientes ya sea intencionadamente (por satisfacer al supervisado) o accidentalmente (debido a una racionalidad limitada).
Entre los sesgos serÃa muy perjudicial que el "sesgo de autoridad" se instalara en demasÃa en las relaciones entre supervisores y supervisados. En presencia de este sesgo, determinados escalones en la estructura de supervisión optarÃan por creer más a los inspectores, por el hecho de ser "el inspector", que a los supervisados, por el hecho de ser "el supervisado". De alguna manera la gran cantidad de informes que las entidades suministran a la supervisión deberÃa ser una manera de contrarrestar la posibilidad de que este sesgo comprometa las relaciones entre ambos colectivos.
Sin embargo, los sesgos conductuales no se limitan a los sesgos cognitivos (y a los sesgos emocionales), muchos fenómenos conductuales se explican mejor por el llamado sesgo polÃtico que por los sesgos cognitivos. "[...] El sesgo cognitivo es solo la mitad de la historia en la ciencia del comportamiento. El sesgo polÃtico es la otra mitad [...]" (Flyvbjerg, 2021).
- El "sesgo polÃtico" o la "tergiversación estratégica" es una racionalización empresarial del famoso principio de Maquiavelo "el fin justifica los medios". La tergiversación estratégica puede atribuirse a problemas de agencia y presiones polÃtico-organizativas, asociadas a la perspectiva de los grupos de interés, pero también a presiones supervisoras, relacionadas con el enfoque de la doble independencia, en casos como, por ejemplo, incrementar sensiblemente recursos e inversiones para competir por mejorar la cuota de mercado, modificar parte de modelo de negocio o enfrentar una determinada operación corporativa que pudieran comprometer, a juicio de los supervisores, la fortaleza financiera deseable de la entidad a corto plazo. "[...] La tergiversación estratégica es un engaño deliberado y, como tal, es mentir, por definición [...]" (Flyvbjerg, 2021).
Cuanto más impacto, real o aparente, tenga un proyecto sobre la competitividad y/o la fortaleza financiera de una entidad de crédito, más atención concentrará de los administradores y ejecutivos y, en consecuencia, también de los supervisores, por lo que habrá más oportunidades para presiones polÃtico-organizativas y/o supervisoras. El sesgo se materializarÃa en que administradores, ejecutivos y/o supervisores, cada uno en su rol, podrÃan hacer que el impacto de la decisión se viera mejor o peor de lo que realmente es, según el sentido de las presiones.
Mientras que en las decisiones de escaso impacto o peso competitivo o prudencial, probablemente, dominarán los sesgos cognitivos, en las decisiones de un alto impacto las presiones de administradores y supervisores para acometerlas o no podrÃan depender de una combinación de intuición acerca del éxito de la decisión y de potenciales consecuencias sobre la responsabilidad reputacional, personal o penal, más que del gobierno corporativo y de la formación, información y asesoramiento externo aplicado para tomar la decisión.
En cualquier caso, no podemos pasar por alto que el "sesgo polÃtico" o cualquiera de los otros sesgos (incluidos en la tabla 1), podrÃan estar ejerciendo una influencia notable y se encontrarÃan presentes en la toma de decisiones de administradores y ejecutivos bancarios y en las relaciones entre estos y sus supervisores.
BibliografÃa
Cano, D. (2024), "Fundamentos de EconomÃa Financiera. Gestión de carteras y finanzas del comportamiento", Córdoba (España): Almuzara, pp. 323-359. ISBN: 978-84-10521-97-1
Cooper, J. C. & Kovacic, W. E. (2012), "Behavioral economics: implications for regulatory behavior", Journal of Regulatory Economics, 41, pp. 41-58. https://doi.org/10.1007/s11149-011-9180-1
Cyert, R. M. & March, J. G. (1963), "A Behavioral Theory of the Firm", Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-Hall.
Ees, H. V., Gabrielson, J. & Huse, M. (2009), "Toward a Behavioral Theory of Boards and Corporate Governance", Corporate Governance: An International Review, 17(3), pp. 307-319. https://doi.org/10.1111/j.1467-8683.2009.00741.x
Flyvbjerg, B. (2021), "Top-Ten Behavioral Biases in Project Management: An overview", Project Management Journal, 52(6), pp. 531-546. https://doi.org/10.1177/87569728211049046
Kahneman, D. & Tversky, A. (1979), "Prospect Theory: An Analysis of Decision Under Risk", Econometrica, 47(2), pp. 263-292. https://web.mit.edu/curhan/www/docs/Articles/15341_Readings/Behavioral_Decision_Theory/Kahneman_Tversky_1979_Prospect_theory.pdf
March, J. G. & Simon, H. A. (1958), "Organizations", Administrative Science Quarterly, 4(1), 99. 129-131. https://doi.org/10.2307/2390654
Morck, R. (2004), "Behavioral finance in corporate governance - independent directors, non-executive chairs, and the importance of the devil´s advocate", NBER working paper series, 10644. http://www.nber.org/papers/w10644
Ocasio, W. (1999), "Institutionalized action and corporate governance: The reliance on rules of CEO succession", Administrative Science Quarterly, 44(2), pp. 384-416. https://doi.org/10.2307/2667000
Simon, H. A. (1955), "A Behavioral Model of Rational Choice", The Quarterly Journal of Economics, 69(1), pp. 99-118. https://doi.org/10.2307/1884852
Thaler, R. H. (2016), "Behavioral Economics: Past, Present, and Future", American Economic Association, 107 (7), pp. 1577-1600. https://doi.org/10.1257/aer.106.7.1577
Zahra, S. A. & Filatotchev, I. (2004), "Governance of the entrepreneurial threshold firm: A knowledge-based perspective, Journal of Management Studies", 41(5), pp. 885-97. http://dx.doi.org/10.1111/j.1467-6486.2004.00458.x
Zahra, S.A. & Pearce, J.A. (1989), "Boards of directors and corporate performance: A review and integrative model", Journal of Management, 15, pp. 291−334 (June 1989). http://dx.doi.org/10.1177/014920638901500208
Documentación complementaria:
Tabla 1 Principales sesgos de comportamiento en la gestión empresarial