La fortaleza del sector exterior en España
Diciembre de 2021 Tras la crisis financiera de 2008 y las reformas estructurales efectuadas por los sucesivos gobiernos, el sector exterior ha sido progresivamente más relevante en el crecimiento económico español. Tanto el comercio exterior de bienes como el de servicios, en especial los turísticos, han jugado un papel clave en el periodo de recuperación 2014-2019. Tras la crisis sanitaria de 2020, de la que aún estamos recuperándonos, se ha vuelto a constatar la fortaleza de las empresas exportadoras españolas, a pesar de los múltiples riesgos a los que se han enfrentado en este último año y medio.Tras la crisis sanitaria de 2020, de la que aún estamos recuperándonos, se ha vuelto a constatar la fortaleza de las empresas exportadoras españolas, a pesar de los múltiples riesgos a los que se han enfrentado en este último año y medio.
La última década de la economía española ha venido marcada, entre otras cosas, por la transformación y la internacionalización productiva de sus empresas. Hasta la crisis financiera del 2008, la economía española presentaba una continua pérdida de competitividad, que se reflejaba en los crecientes déficits en la cuenta corriente y en la balanza de pagos. Tras las reformas estructurales llevadas a cabo en los años posteriores, la economía española se diversificó, adoptando una estrategia de mayor apertura exterior. El cambio productivo y la reorientación exportadora de la economía se hizo patente, registrando superávits en la cuenta corriente año tras año. Este esfuerzo no estaba exento de retos, ya que la competencia global era y es feroz y exige la innovación permanente y la búsqueda de ventajas competitivas. No sorprende que los sectores más abiertos al exterior e insertos en cadenas de valor globales sean los que más apuestan por la I+D+i. De esta manera, la economía española salió más fortalecida de la gran crisis financiera, ampliando su apertura exterior, con el comercio exterior de bienes y servicios teniendo un papel clave en la recuperación. No obstante, esa fortaleza se iba a poner a prueba con la irrupción de crisis sanitaria de la Covid-19.
Con el cierre de fronteras y el coma inducido al que se sometió a la economía y a la sociedad para tratar de combatir la expansión del coronavirus, el sector exportador español resultó ser uno de los grandes damnificados. A partir de la reapertura de la actividad, sin embargo, los ritmos de recuperación fueron diferentes entre las exportaciones de bienes y servicios.
En el caso de los bienes, esa fortaleza exportadora del tejido empresarial español se ha redoblado en 2021. La progresiva expansión de la vacunación, tanto en nuestro país como en el resto de Europa, que representa el principal origen y destino de importaciones y exportaciones de bienes, junto con la paulatina reducción de las restricciones de movilidad, han permitido al comercio exterior de bienes encadenar varios trimestres de fuerte crecimiento, recuperando, e incluso superando, los niveles previos a la pandemia.
En el caso de los servicios, entre los que destacan los turísticos, las exportaciones se vieron gravemente afectadas por las restricciones sanitarias y por la incertidumbre derivada de las sucesivas olas de la pandemia. Un aspecto que, dada nuestra especialización productiva, resta dinamismo a la recuperación del conjunto de la economía, pero también abre la esperanza de un mejor comportamiento una vez se reestablezca la confianza.
(nivel, 4T19 = 100)
El dinamismo del comercio de bienes en 2021
La pandemia ha impactado de forma desigual al sector exterior. En el caso del comercio de bienes, la fortaleza exportadora se ha redoblado en 2021. Así pues, las exportaciones de bienes se han incrementado un 5,8% respecto al nivel previo a la pandemia y han alcanzado la cifra de 330.000 millones de euros en términos acumulados a doce meses en octubre, representando cerca del 30% del PIB español.
Además, la fortaleza del sector exportador español presenta una gran diversidad sectorial. En 2021, las exportaciones de bienes han tenido un comportamiento positivo en casi todos los sectores. Los productos energéticos (influidos por el alza en los precios), semi-manufacturas no químicas y productos químicos han liderado las contribuciones positivas al crecimiento total.
No obstante, los riesgos derivados de los problemas en las cadenas de suministros pueden poner en entredicho esa fortaleza. La pertenencia de la economía española a cadenas de valor globales, especialmente en el caso del sector de la automoción, puede hacerla vulnerable y contener el buen ritmo de recuperación de los flujos comerciales que se han observado hasta ahora. En este sentido, el sector del automóvil se está viendo afectado por la escasez de microchips en el mercado desde hace varios trimestres. Tras los peores meses de la pandemia donde la venta de automóviles se paralizó, el ahorro forzoso y la consecuente demanda embalsada impulsaron la demanda de vehículos durante la primera mitad de este año. Una demanda que no ha podido ser satisfecha por los productores, que han visto como la escasez de microchips ha derivado en un incremento de los tiempos de entrega de los vehículos, una reducción de los stocks y al final, un incremento en los precios de ventas de los modelos nuevos, afectando a su vez a las exportaciones de vehículos. En particular, las exportaciones de este sector se sitúan aún muy lejos de los niveles previos a la pandemia e, inclusive, lejos de los observados el año pasado, que ya fue negativo.
(octubre 2021)
Los servicios, la gran esperanza del 2022
La otra pata del sector exterior, que son el turismo y los servicios no turísticos, se ha encontrado con un contexto más desfavorable.
Por un lado, la especialización de la economía española en servicios turísticos la ha hecho más sensible a las restricciones a la movilidad. El sector turístico, muy dependiente de las llegadas de viajeros internacionales, se ha situado en el 2021 en torno al 40% del nivel previo a la crisis; una cifra decepcionante, en cierta manera, debido a la gran esperanza puesta por el sector en la recuperación a raíz de la vacunación de la población. Si bien las expectativas de superación de la pandemia alojan buenas perspectivas para el sector en 2022, no esperamos que el rearme se complete hasta el 2024, cuando logre recuperar su capacidad productiva (entendida ésta como el volumen de turistas y pernoctaciones que fue capaz de gestionar en el año 2019).
Por otro lado, las exportaciones de servicios no turísticos han evolucionado de forma positiva durante el 2021, situándose más cerca de los niveles previos a la pandemia que los servicios turísticos (9,5% por debajo) y suponiendo cercad del 6% del PIB español.
(millones)
El 2022, por lo tanto, supondrá un año clave en la recuperación y consolidación en el marco internacional del sector exterior español. La superación de los riesgos vigentes, como la pandemia o los cuellos de botella, ayudarán firmemente a ese buen dinamismo esperado, recuperando la confianza de los turistas internacionales y disipando la incertidumbre relacionada con las restricciones de movilidad. Asimismo, el fuerte estímulo fiscal que supondrá el programa europeo NGEU impulsará de manera notable la competitividad e internacionalización de la economía española.